29 julio 2005

Y VOLVEMOS A EMPEZAR


Cada vez concuerdo más con mi padre acerca de que uno de los grandes problemas de este país es la abogadocracia, siendo específico, la abogadogracia política directriz que nos gobierna ad eternum. Esa concepción jurídica de las cosas que empaña a mi entender el pensar político. No entiendo bajo que pensamiento racional es beneficioso para un Estado ser dirigido por tipos cuya profesión es redactar leyes. Por lo menos, profesión en la cual se instruyeron, más allá de las condiciones personales de cada uno. Menos aún lo entiendo bajo un pensamiento irracional, pero ese es otro tema.

A pesar de que esto no es tan así hoy día, igualmente, sigue primando, principalmente a nivel legislativo un razonamiento de abogado a la hora de legislar. Esto parece una estupidez, porque, por un lado sería lógico que los abogados legislen, que es lo que saben hacer. Bueno, no, los abogados constitucionales tienen que ser los asistentes de los legisladores. No los propios legisladores. Porque, la Abogacía, tiene la particularidad de ser una profesión muy localista, regional, enriquecida a través de nuestra propia historia legal. El abogado no necesita nutrirse del mundo exterior para ser un buen abogado, necesita nutrirse de la Constitución y la Constitución no creo que sirva de mucho para encontrar caminos nuevos y salidas decorosas a todos los problemas que nos conciernen. No requiere estar en contacto y tener conciencia de avances a nivel mundial en todas las variables a las que respecta el progreso de un país, requiere comprender la concordancia legal a la hora de redactar nuevas leyes.

Yo me imagino un poder legislativo ideal, donde una minoría de abogados quede relegada, ante la mayoría de personalidades pertenecientes al mundo de la ciencia, del arte, de la filosofía, de la música, antropología, geografía, literatura y un largo etcétera, porque creo que en estas ramas es de donde pueden surgir ideas nuevas y buenas, cosa que claramente no sucede en nuestro vetusto parlamento (algo así como cambiar cuadrados por círculos) ¿De dónde pueden venir ideas nuevas acerca de temas tan claves para nosotros como son el desarrollo de la industria, la viabilidad, la ecología, la salud, la enseñanza? Es que a fin de cuentas para que algunas cosas cambien un poco la única chance que nos queda es legislar, sea esto bueno o malo. Esa es la herramienta, entonces, no podemos acaso pensar, que es posible legislar para bien, y legislar ideas que nos produzcan mejoras estructurales. Algunas de todas esas que estamos necesitando.

No son, acaso, los intelectuales, personas que poseen una visión más amplia de las cosas, de los problemas, aquellos que pueden desentrañar la madeja de trancadera profunda que nos aprisiona en la podredumbre. Porque todos coincidimos que no puede ser tan difícil para este país salir adelante. Con salir adelante me refiero nada más (y nada menos) que lograr cierta prosperidad de una clase media que domine y lidere la economía. La fórmula no puede ser tan complicada, somos tres millones de personas relativamente bien instruidas, sobre praderas naturales muy amigables para tanto la ganadería y la agricultura, tenemos una linda costa, un industria turística auspiciosa, tenemos la suerte de que los narcotraficantes quieran hacer hoteles para lavar dinero en nuestro propio país, que más ¿No son acaso los intelectuales aquellas personas que pueden plantear esas ideas que nadie plantea? Entonces, yo quiero a esos intelectuales, que este país tanto reconoce poseer, en el parlamento, básicamente yo quiero a la Antigua Grecia de Pericles. Ahora, la pregunta que no me puedo responder, es cómo carajo se logra que estos intelectuales, siendo ellos tanto científicos o ingenieros o simples pensadores iluminados se introduzcan en el sistema político. Personas cuyo vuelo intelectual es elevado, perdiendo su vida en un estrado tratando de convencer a la gente acerca de reformas que nadie comprenderá, lidiando con cientos de miles de intereses perversos creados. Teniendo que convivir con toda la maldita transa que implica ascender políticamente, la verdad, un asunto intelectualmente desafiante. Entonces, volvemos al comienzo, los políticos seguirán siendo los políticos y estos pedirán asesoramiento a los intelectuales, o los leerán, pero, bueno, quizás, si pensamos que la fuerza del intelectualismo es la que debería timonear un país, o estamos bastante jodidos de intelectuales o claramente las ideas de los intelectuales no llegan al seno político.

No quiero que esto se interprete como una necesidad de volver a un parlamento principista, como aquellos parlamentarios de finales del siglo XIX que pasaban la vida discutiendo acerca de las grandes verdades de la vida, y mientras, pasaba la vida,. Hablo de intelectuales específicos, esto suena bastante raro y contradictorio, unir estos dos términos, pero bueno, quizás tampoco sean entonces los intelectuales los que deberían estar en el parlamento. ( o sea, más Erlichs en el parlamento y menos Aranas en las intendencias, por decir algo)

Por otra parte, comandando el país, lejos y cerca de este parlamento utópico de sabios, tiene que haber un poder ejecutivo plagado de técnicos. Con técnicos me refiero a gente con capacidad técnica para desempeñar tareas de administración en las áreas que les compete. Esa cosa que llaman capacidad de gerenciamiento. Lo que se necesita es un buen gerenciamiento claramente focalizado hacia objetivos concretos. Los ministros no pueden estar con la especulación y el bla, bla, bla político, ellos tienen que estar con los hechos y los casos específicos de sus coyunturas particulares. Cosas claras. Este ministerio tiene estos costos, realiza estos aportes a la economía del país, nuestro margen de maniobra es tal y queremos hacerlo virar el barco hacia este tal lado, ni mucho, ni poco, pero concreto. Punto. El contrapunto es la ley que los legisladores promulguen que genere el marco pertinente para ese viraje, siempre que el viraje cuente con el apoyo de la mayoría de parlamentarios, pero en este maravilloso sistema político ideal, los ministros van a proponer los cambios que saben cuentan con el apoyo suficiente, simplemente porque son buenos para el país.

Volviendo al punto anterior, digamos que los intelectuales, según la primera acepción de la RAE, son aquello perteneciente o relativo al entendimiento. Este es el punto clave, si suponemos que no todos podemos entender, entonces necesitamos que quienes entienden un poco más nos gobiernen, pero por otra parte quienes entienden un poco, lo primero que entienden es no estar dispuestos a participar de la vil pirámide político-electoral, donde un caudillo vale más que mil buenas ideas. Ojo, que el sistema parlamentario colapsó y nadie desea que vuelva a suceder y tampoco a nadie se le ocurre otro sistema distinto al democrático para gobernar. Podemos ser optimistas y pensar que no es necesario y que con políticos mediocres se puede. Aunque no se está pudiendo mucho. También está ese común pensar acerca de que los políticos son un reflejo de la sociedad que representan, puede ser, en tal caso, no quiero que me gobierne un fiel reflejo de mí mismo, todo lo contrario, quiero que me gobierne algo mejor. Otro común pensar es que somos chicos dependientes y solamente nos puede ir bien, si a nuestros vecinos les va bien de forma sostenida. No me convence esta idea.

Por lo tanto, escucho sugerencias, ¿quiénes queremos que conformen nuestro parlamento? ¿Existe la posibilidad de gobernar basándose en buenas ideas? ¿Son las leyes las mejores herramientas? ¿Son los intelectualmente más capaces los más aptos para generar verdaderas propuestas renovadoras? Dentro los supuestamente más capacitados hay grandes divergencias de orientación, obviamente, ¿impide esto que puedan surgir ideas que por su solidez trasciendan toda orientación política anquilosada? Quizás lo que está estancado es el Derecho Constitucional y es ahí a donde hay que apuntar. Pensar en una nueva concepción del derecho y seguir gobernados por cabezas jurídicas, pero renovadas y frescas.

Reconozco que el nuevo gobierno es consciente de todo esto y las cosas han mejorado un poco, no vemos hoy día a esos directores de entes autónomos de antaño (a esos Volonté), gratamente se han tecnificado los nombramientos. Igualmente vemos cada cosa, bastante espeluznante. Se respira hoy día una sensación de gobierno bien intencionado y poco preparado y por supuesto lidiando con todo eso que trae consigo la propia carrera política, gente formada en aumentar el caudal de votos, no en gobernar. Creo. Es el viejo espiral del huevo y la gallina.

11 Comments:

At 7:19 p. m., Blogger hi way said...

Agradezco a suenatremendo algunos errores ortográficos y sintácticos señalados y me excuso por aquellos que puedan seguir existiendo.

 
At 7:20 p. m., Blogger Patuche said...

Te despachaste a tus anchas hi-way. Yo creo que, a nivel ejecutivo, estamos mejorando. Los Volontes y Lombardos volaron y fueron suplantados por ilustres desconocidos, pero de supuesta preparación.
El Legislativo sihçgue siendo el punto de encuentro para tomar café, mate o whisky (varios lo hacen, Alma Do Santos ex diputado admitió hacerlo publicamente).
Nuestro parlamento sigue alojando todo tipo de chantas. Siempre hay casos marginales.
Yo me pregunto hi-way, ¿que intelectual quiere participar en política?¿Quienes son nuestros intelectuales?¿Barrán?¿el rector de la Católica? o Caetano,Bayce y algún otro charlatan.
Real de Azúa ya murió. y dudo que los jovenes que se proyectan como intelectuales se inclinen por la participación política.
Nuestro parlamento está destinado a albergar cuarentones inescrupulosos que van a leer el diario.

 
At 12:20 p. m., Blogger hi way said...

Totalmente, me interés es saber si el debate de ideas realmente es necesario y bueno o no sirve para un carajo.

Pienso en otra gente mucho menos mediática que los que mencionas.

Gente que no sé quién es, pero se que tiene que existir.

Podríamos importar uruguayos exiliados en Canada, para que vengan a poblar el parlamento de pensamiento progresista pragmático anglosajón.

Es que estoy harto de que los políticos hablen y uno note que hay cero preparación atrás, es el reino del payar, payar y seguir zafando.

 
At 1:19 p. m., Blogger El perrito que reia said...

Simplificación de lo absurdo:

Es un triángulo. Están los políticos, los votantes y los grupos económicos.
Para llegar al poder los políticios deben tranzar con los grupos económicos y convencer a los votantes de que son la mejor opción.
Sin el apoyo de los grupos económicos los políticos jamás podrían llegar al poder.
El conflicto comienza cuando determinado partido llega finalmente al poder (la ley de Herodes, "a un hombre se lo conoce verdaderamente cuando está en el poder)
Ahí se desatan conflictos de intereses. ¿A quién debe favorecer el gobierno? ¿A los votantes o a los grupos económicos?
Partamos de la base que es gracias a ellos dos que los dirigentes políticos han llegado a donde están.
Un buen gobierno logrará el equilibro entre las dos partes, porque sabe que la sociedad hoy en día necesita tanto del capitalista (inversores) como del obrero para funcionar.

Los intelectuales están dispersos en los tres ángulos del triángulo, y cada vez se los escucha menos.
Las ideas están siendo cubiertas por los hechos, y donde alguna vez pudo haber existido oro, hoy sólo hay fango y excrementos.
Vamos a tener que hundirnos mucho si queremos encontrar ideas frescas y desligadas de todo interés político y económico.

 
At 7:13 p. m., Blogger sigmur said...

Creo que tu pregunta 'quiénes queremos que integren el parlamento' debe ser contestada más claramente durante las propias elecciones. Quiero decir que sería muy bueno que se terminaran las 'listas' al parlamento tal cual las concebimos ahora (verdaderas sucesiones de nombres en las que figuran uno o dos titulares y luego cientos de apellidos, desconocidos en los mejores casos), y que se intrumentara un tipo de elección individual, esto es, que uno realmente elija a un y sólo un representante. Éste deberá cumplir la función para la que se postuló y no solamente figurar como cabeza de lista para terminar dándole su puesto a otro.

Creo que se crearía un vínculo más directo entre elector y representante, aumentaría la responsabilidad de cada parlamentario y ayudaría a discenir mejor quién es quién a la hora de votar leyes. Y no me parece una propuesta descabellada, porque visto históricamente, nuestro sistema electoral evoluciona hacia una mayor especificación de la voluntad del elector (en lo formal, claro).

 
At 4:37 p. m., Blogger hi way said...

Está bueno eso, Sigmur, puede ser que mejorar el plano formal de cómo elegir a los representantes traiga un mayor compromiso mutuo (elector-elegido) pero igualmente hay que reconocer que lo que estimula al elector a elegir a quien votar (por estos pagos) esta muy alejado de un interés real de progreso y esto se profundiza cada vez más a medida que la gente deja de tener trabajo, educación y hasta comida. ¿Cómo podemos pretender que el pueblo elija sabiamente a sus gobernantes, si el pueblo está hambriento y olvidado? . ¿cuantos votantes leen los programas de gobierno?, los estímulos van por otra parte y es ahí donde vemos como la democracia fracasa y fracasa. Porque el pobre votante se ve siempre engañado y nunca representado. Entonces, si reconocemos que la democracia (como gobierno del pueblo) no existe y reconocemos que las clases dirigentes están tan sumergidas en los vericuetos políticos, vemos, como, nunca hay lugar para reformas profundas de ninguna índole. Cuando el pueblo le devuelve la confianza a un gobernante, como el caso de Venezuela, eso ya es ciertamente más gratificante.

El actual gobierno ganó con mayoría absoluta las elecciones y esto no quita que esté maniobrando con un miedo terrible. El miedo de no saber realmente en las que se meten, el miedo de que el sistema ya está lo suficientemente corroído como para cambiar algo solamente con buenas intenciones y el miedo de sus electores que no ven a los dirigentes para nada seguros de las reformas que harán para conducir a este país hacia un lugar mejor. Nadie sabe explicar nada. Nadie dice, bueno, desarrollamos tan industria, porque en 20 años, va a haber escasez en el mundo y acá tenemos ventajas comparativas, yo que sé.

 
At 8:21 a. m., Blogger Patuche said...

Yo creo que en las listas al parlamento está buena parte del cambio. Tendrían que porhibir que los cabezas de lista renuncien a sus puestos una vez electos. En definitiva ese es el representante al que uno le confía el voto.
Los intelectuales oscuros, esos que crees que existen hiway, esos que se mueven por fuera de los media, no existen o no están ni cerca de interesarse con la política. Es una visión romantica en un país de 3 millones.

 
At 5:19 p. m., Blogger hi way said...

Bueno, a lo que me refiero cuando pongo el ejemplo de Venezuela, es que es claro que en este caso el 57% que lo ratifica en su puesto es el 57% más pobre y más olvidado por todos los gobiernos desde siempre. Entonces, lo que manifiesto, o trato de manifestar, es que por lo menos este tipo Chavez tiene un proyecto que es alimentar y darle educación a esta gente. Esto es un proyecto más que valido y suficiente, a mi entender. Porque todos reconocemos la falta de proyectos de largo alcance y este señor los tiene y está con los más necesitados. Pero Uruguay no es Venezuela, por suerte y por ahora, por lo tanto acá podemos darnos otros lujos a la hora de gobernar y creo, pensar proyectos de largo alcance que logren estabilizar a la clase media en vías de extinción. Esto no quita que la democracia no se legitima a sí misma, esto no evita pensar que la democracia no es democrática. O sea, que la democracia a la hora de votar haga justicia (tanto en el caso de Chavez como en caso de Lacalle) no quita que luego se ejerza ese poder democrático. Todo lo contrario, no se ejerce. Esto lo vemos clarito al mirar hacia la cámara de representantes donde nadie conoce al 80% de la caripelas que ahí se encuentran. Insisto que están con un miedo tremendo, porque hay que lidiar con las promesas, con la coyuntura actual y al mismo tiempo (siendo esto lo más importante) dirigir políticas estructurales de largo plazo, porque si no, todo se derrumba. Pero el punto interesante es ver, primero, que no hay debate de ideas con continuidad, poder mirar 20 años hacia delante y proyectar, lo mínimo que se puede exigir a un gobierno de un país que tiene que luchar por salir de la pobreza (o sumergirse en ella eternamente) y segundo, observar como el propio trabajo de la carrera política, a mi entender, se opone con un trabajo eficiente de ejercer un cargo político, que es lo que quería decir en el post.

Y el espíritu romántico, porqué despreciarlo, para mi serían mucho más productivas unas cámaras llenas de gente de otros mundo ajenos a el político, gente de otras áreas del pensamiento que presta unos años de su vida al servicio público y punto y no estos mafiosos que el día que llegan no quieren irse más y repito la frase central del post “un caudillo vale más que mil ideas”.

 
At 8:37 p. m., Blogger hi way said...

Esa frase a la que agregas cinco signos de interrogación, no sé si quedó claro, es a mi entender como funciona el sistema político por estos pagos a la hora de armar un parlamento. No entiendo que tienen que ver con esto Hitler, Stalin y Castro, pero bue.

Con respecto a Venezuela, es un tema largo, pero no me hables del cuco del neopopulismo, porque es cuco lo crea, (a mi entender,) el establishment político de antaño y de siempre aparado por los poderes de siempre, con miedo de que se rompa el status quo reinante, que lo único que ha hecho a sido empobrecer y empobrecer cada vez más a América Latina. Perón es otra figura muy discutible que hizo muchas cosas buenas como malas.

 
At 3:13 p. m., Blogger El perrito que reia said...

dejame de jode suenatremendo... ¿quién no fracasó?
en América Latina tenemos un siglo entero de fracasos, no importa si de gobiernos populistas, dictaduras o democracias... El problema va más allá del tipo de gobierno sino que hay que ver el tipo de mundo en el que estamos inmersos

 
At 8:43 a. m., Anonymous Anónimo said...

JHJHJH

 

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